lunes, julio 24, 2006

El lobo continúa aullando a la luna.

Una vez más dejaré estampada una leyenda que de una u otra forma será leída por alguien, o simplemente burlada por quienes no poseen la sensibilidad suficiente.

Estos días ya son suficientemente extraños, han pasado muchas cosas y la reflexión se ha hecho constante por la extremadamente incomprensible libertad que a veces no deseamos sentir... en la virtud de alguien que ronda el corazón racionalizado para visualizar lo que necesitamos al lado... tal vez a veces sea una persona, otras un objeto, pero siempre algo.

Quisiera poder decir tantas cosas, he escrito muchos documentos y poemas que he dedicado al sol, a la luna, a mi invisible y escondida princesa, a mi soledad.. a mi condición melancólica, pero aún siento que necesito una explicación a los duelos inexorables por la causa del dolor, envidia y lujuria del poder de parte de gente que no le interesa más que su propia cara mediatil.

Estimados amigos y personas que leen esto, hoy en día les puedo decir que mi vida ha crecido, que se perfila como una persona más que fuera de lo que fue hace aprox. 10 años anteriores... tal vez esa mística y genialidad de actividades gigantes que hacían llorar a todos ya no volverá (necesito volver a sentir aquellas emociones), sin embargo, hoy mi personalidad se siente acorde y feliz, tan feliz como para brindar un salud gigante como el de la captura a todo Ustedes... los invito a explorar sus vidas y a enviar un saludo a quienes consideren, a lo largo de los años, un amigo. Sólo a mí me falta la afectividad, que silenciosamente alguien ama, pero que la resignación racional no le permite decirlo... pese a que lo reconoce silenciosamente.

Salud a todos. Captura: Santiago, Junio de 2006.