Llega el momento en que hay que cuestionarse tantas cosas, de imprevisto caen lágrimas por no saber qué pasa, tal vez es la necesidad de no sentirme solo y de pensar en sentir la caricia en mi rostro, pero todo eso se mezcla con el sentirme una bestia, sentir que la masacre en mi alma la ha destrozado a medida que ha avanzado el tiempo y no sentrme merecedor siquiera de la ternura y de la voz hacia mi persona de parte de el objeto de catectización de mis sentimientos que requieren aflorar.
Pues bien, para todos quienes consideran que les debo una disculpa de verdad, sincera y objetiva, pues acá la encontrarán de mi persona cuando la busquen. Las diré personalmente y no deslizaré hacia el circo cosas extras.
Un saludo para la persona que, misteriosamente e inintencionadamente, está robando mi atención corazonal... mi necesidad de sentir amor.
Captura: Patios Estación Montenegro, Octubre 2005.